Una “delgada” insubordinación que podría costarnos una importante balcanización

Es muy interesante la lavada de cara que le ha tenido que dar Sheinbaum al impresentable de Delgado con el tema este de la comida chatarra en las escuelas. Pareciera como que ante una insubordinación tan gigantesca, grotesca y pública la mejor medida haya sido el disimulo y el fingimiento. Pero lo que la presidenta está obviando es el hecho de que el pueblo mexicano no es ya espectador y receptor pasivo, sino que cuenta con una red de discusión y juicio tremendamente efectiva. Creo, sin temor a causar polémica gratuita, que dicha intervención a favor de Delgado habla más mal de ella que de él. Me explico:

Para todos es evidente que el hecho de no haber integrado a López-Gatell dentro del segundo piso de la 4T dio un mal sabor de boca a la militancia, pues su figura representaba no sólo la voz racional en la pandemia, frente a una epidemia de fake news, sino también una figura que combatía al capitalismo en su faceta de la salud pública. Muchos vimos su destierro como un signo, una muestra del "desplazamiento" hacia la partidocracia que estaba sufriendo nuestro tan bello y frágil movimiento social. Pero el daño se hizo junto con la integración de muchos otros rancios cuadros de la vieja política con el pretexto de que una nueva gestión "profesional" y "técnica" surgía con el advenimiento al poder de Claudia.

Muchos le dimos el beneficio de la duda a esta nueva etapa hasta que vimos cómo precisamente el tipo más odiado de la militancia cometió el acto más vil que uno se pudiera imaginar: boicotear en público una de las órdenes más importantes para el futuro de la nación. O sea, el combate a las enfermedades crónicas que causa el capitalismo más inhumano que hayamos visto; el de la industria de la desalimentación.

Al respecto se armaron foros interminables dentro de la fauna youtubera y es de singular significación resaltar que ni uno de los medios de la derecha consideró comentar el tema. Por supuesto nadie quería estar de acuerdo con las empresas, pero mucho menos atacarlas. Haciendo así este vergonzoso episodio uno más de los errores que la 4T ha tenido en su segundo piso y que ya he citado en un número anterior.