Una defensa para un pacifismo radical y transformador

Sección: Geopolítica

Este último mes vivimos el estrepitoso evento de la “guerra de los 12 días”, Israel comenzó unilateralmente una escalada bélica contra Irán bajo el cuestionable argumento de la “prevención” de un conflicto nuclear. Según los servicios de inteligencia de Israel, Irán estaba cerca de concretar avances significativos en el desarrollo de armas nucleares. Esta semana supimos, a testimonio de Rafael Grossi (RG) quien dirige el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), que no existe evidencia concluyente sobre esta sospecha. Sin embargo, el Ministro de Exteriores ruso Sergey Labrov apunta a que el OIEA proporcionó información inexacta a Israel sobre esta materia violando su compromiso de imparcialidad.
En conclusión, sólo un “error” en la comunicación entre organismos internacionales de monitoreo y Estados oportunistas buscando conflicto bélico son necesarios para llevar al mundo a un apocalipsis nuclear. ¿Dónde está la razón y la autoridad moral en este nuevo orden mundial?, ¿será la ley del más fuerte?, ¿es Corea del Norte un ejemplo a seguir?, ¿sólo obtienes seguridad y respeto a tu soberanía si cuentas con la capacidad nuclear para responder a los agresores internacionales; lo que se llama mutual deterrence?
Este evento parece demostrar lo contrario, las armas nucleares de Israel (90, según el OIEA) no fueron suficientes para disuadir a Irán de destruir su capital Tel Aviv y otras importantes locaciones, por no mencionar el ataque de Irán a las bases estadounidenses en Qatar. Tenemos más de una razón para retomar el debate ya empolvado sobre la fuerza política que puede lograr un movimiento pacifista.
No, no nos referimos a la posición hipócrita del gobierno estadounidense, que al mando de Trump amenazaron con destruir Irán bajo el eslogan “Dios bendiga al Medio Oriente, Dios bendiga a Israel y Dios bendiga a Estados Unidos”, para una semana después colgarse la medalla de los negociadores de un acuerdo del cese al fuego. ¿Cómo ha pasado que en tres frentes encontramos de nuevo la invitación a la guerra como parte de una cruzada espiritual; Israel, Irán y Estados Unidos?
No debemos conceder ni un centímetro a este falso pacifismo. Ante las escandalosas intenciones de “beatificación” que busca Donald Trump con su mediación en el conflicto Israel-Irán, hay que anteponer el discurso que propinó la American Peace Society (1838) a todos los cristianos que justifican la guerra:
En conclusión, sólo un “error” en la comunicación entre organismos internacionales de monitoreo y Estados oportunistas buscando conflicto bélico son necesarios para llevar al mundo a un apocalipsis nuclear. ¿Dónde está la razón y la autoridad moral en este nuevo orden mundial?, ¿será la ley del más fuerte?, ¿es Corea del Norte un ejemplo a seguir?, ¿sólo obtienes seguridad y respeto a tu soberanía si cuentas con la capacidad nuclear para responder a los agresores internacionales; lo que se llama mutual deterrence?
Este evento parece demostrar lo contrario, las armas nucleares de Israel (90, según el OIEA) no fueron suficientes para disuadir a Irán de destruir su capital Tel Aviv y otras importantes locaciones, por no mencionar el ataque de Irán a las bases estadounidenses en Qatar. Tenemos más de una razón para retomar el debate ya empolvado sobre la fuerza política que puede lograr un movimiento pacifista.
No, no nos referimos a la posición hipócrita del gobierno estadounidense, que al mando de Trump amenazaron con destruir Irán bajo el eslogan “Dios bendiga al Medio Oriente, Dios bendiga a Israel y Dios bendiga a Estados Unidos”, para una semana después colgarse la medalla de los negociadores de un acuerdo del cese al fuego. ¿Cómo ha pasado que en tres frentes encontramos de nuevo la invitación a la guerra como parte de una cruzada espiritual; Israel, Irán y Estados Unidos?
No debemos conceder ni un centímetro a este falso pacifismo. Ante las escandalosas intenciones de “beatificación” que busca Donald Trump con su mediación en el conflicto Israel-Irán, hay que anteponer el discurso que propinó la American Peace Society (1838) a todos los cristianos que justifican la guerra:

Reconocemos como anticristianas e ilegales no sólo las guerras –tanto las ofensivas como las defensivas–, sino todos sus preparativos: constitución de arsenales, fortificaciones, navíos de guerra; reconocemos como anticristianas e ilegales la existencia de cualquier ejército regular, cualquier mando militar, (…)
Si Trump ahora está entendiéndose más con los rusos, podría tomar como propósito leer a Tolstoi “¿cómo hacer compatible aquello que fue formulado de un modo tan claro por el Maestro (Cristo) y que sentimos en el interior de nuestros corazones sobre la doctrina del perdón, la resignación, la renuncia, el amor hacia nuestros semejantes y enemigos, con la obligación de ejercer la violencia militar sobre nuestro pueblo u otros pueblos?”, a propósito de considerar la agresión militar como legítima y cristiana.
Si tanto añora Trump un Nobel de la Paz, puede comenzar con respaldar el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares del que Estados Unidos no es firmante.
PACIFISMO RADICAL
Quiero construir un punto sólido antes de comenzar el argumento. Sí entiendo que sería un simplismo obsceno considerar que un palestino que arroja una piedra a un militar israelí que acordona su territorio y limita su libertad de tránsito es inmoral. Aún más, entiendo la política de la virtud y el terror de los jacobinos. Precisamente propondré a la figura de Robespierre para análisis.
Si Trump ahora está entendiéndose más con los rusos, podría tomar como propósito leer a Tolstoi “¿cómo hacer compatible aquello que fue formulado de un modo tan claro por el Maestro (Cristo) y que sentimos en el interior de nuestros corazones sobre la doctrina del perdón, la resignación, la renuncia, el amor hacia nuestros semejantes y enemigos, con la obligación de ejercer la violencia militar sobre nuestro pueblo u otros pueblos?”, a propósito de considerar la agresión militar como legítima y cristiana.
Si tanto añora Trump un Nobel de la Paz, puede comenzar con respaldar el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares del que Estados Unidos no es firmante.
PACIFISMO RADICAL
Quiero construir un punto sólido antes de comenzar el argumento. Sí entiendo que sería un simplismo obsceno considerar que un palestino que arroja una piedra a un militar israelí que acordona su territorio y limita su libertad de tránsito es inmoral. Aún más, entiendo la política de la virtud y el terror de los jacobinos. Precisamente propondré a la figura de Robespierre para análisis.

En el clásico análisis de Robespierre, Virtud y Terror, el filósofo esloveno Zizek acentúa que la relación entre “acto del terror” y “virtud revolucionaria” no es simple y directa, si fuera así, Estados Unidos tendría razón en sus intervenciones terroristas, ya que estas estarían renovando un Estado (Irán, Irak, Vietnam, etc.), “inaugurando una democracia”.
En su análisis, los actos de terror de Robespierre en la Revolución Francesa no son virtuosos en el acto, sólo lo son en función de si permiten o no construir un nuevo orden social más humano. Robespierre mismo acepta que él no busca ser perdonado ni entendido, es decir, el acto de terror no puede ser ético en sí mismo. Esto es lo que debemos recordar ante todas las justificaciones al uso de armas nucleares.
Aquí debemos explorar las posibilidades de “la no resistencia ante la violencia” (renunciar a defenderse con violencia ante una agresión) de Gandhi, tal vez no persuadimos al otro a la paz porque ante sus ojos somos igualmente inmorales si respondemos con violencia. No malentendamos, en su resistencia pacífica no hay neutralidad pasiva, existe un movimiento y una organización activa que se opone al sistema británico, también en un nivel de la estructura económica, por ejemplo, en el boicot a los productos e instituciones británicas. Su punto fue: “La no cooperación con el mal es tanto un deber como la cooperación con el bien.”
Busquemos entonces cómo y de cuántas distintas maneras se puede boicotear un orden ético-político que quiere normalizar un mundo que siempre esté atento y pendiente de un holocausto nuclear. En Apocalypse Now, Francis Ford Coppola nos enseña cómo la desobediencia civil de mujeres francesas maquiladoras de armas, boicotearon al ejército francés en Vietnam, al mal fabricar sus armas. Con esto no digo que espero que se mal fabriquen las armas nucleares siguientes, sino que “la no cooperación con el mal” tuvo efectos concretos en una escalada bélica.
Edward Snowden, contratista de una agencia de inteligencia americana filtró información que exhibía cómo el gobierno de los Estados Unidos intervenía las comunicaciones de gobiernos de otros países para monitorearles y espiarles bajo el concepto de “seguridad nacional”. Si nuestro mundo puede o no evitar el desastre nuclear, dependerá en una parte importante, de un sentido humanista muy fuerte, y de una voluntad férrea por la paz.
En su análisis, los actos de terror de Robespierre en la Revolución Francesa no son virtuosos en el acto, sólo lo son en función de si permiten o no construir un nuevo orden social más humano. Robespierre mismo acepta que él no busca ser perdonado ni entendido, es decir, el acto de terror no puede ser ético en sí mismo. Esto es lo que debemos recordar ante todas las justificaciones al uso de armas nucleares.
Aquí debemos explorar las posibilidades de “la no resistencia ante la violencia” (renunciar a defenderse con violencia ante una agresión) de Gandhi, tal vez no persuadimos al otro a la paz porque ante sus ojos somos igualmente inmorales si respondemos con violencia. No malentendamos, en su resistencia pacífica no hay neutralidad pasiva, existe un movimiento y una organización activa que se opone al sistema británico, también en un nivel de la estructura económica, por ejemplo, en el boicot a los productos e instituciones británicas. Su punto fue: “La no cooperación con el mal es tanto un deber como la cooperación con el bien.”
Busquemos entonces cómo y de cuántas distintas maneras se puede boicotear un orden ético-político que quiere normalizar un mundo que siempre esté atento y pendiente de un holocausto nuclear. En Apocalypse Now, Francis Ford Coppola nos enseña cómo la desobediencia civil de mujeres francesas maquiladoras de armas, boicotearon al ejército francés en Vietnam, al mal fabricar sus armas. Con esto no digo que espero que se mal fabriquen las armas nucleares siguientes, sino que “la no cooperación con el mal” tuvo efectos concretos en una escalada bélica.
Edward Snowden, contratista de una agencia de inteligencia americana filtró información que exhibía cómo el gobierno de los Estados Unidos intervenía las comunicaciones de gobiernos de otros países para monitorearles y espiarles bajo el concepto de “seguridad nacional”. Si nuestro mundo puede o no evitar el desastre nuclear, dependerá en una parte importante, de un sentido humanista muy fuerte, y de una voluntad férrea por la paz.
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