Sin brújula no hay rumbo

Sin brújula no hay rumbo

Sección: Morena: Partido y Movimiento

Foto del autor Publicado el 02/10/2025 — Por David Gallegos

Domingo 28 de septiembre. La Doctora Claudia Sheinbaum eligió el Conjunto Santander para su primer informe regional en Jalisco. Aproximadamente once mil asistentes, discursos y carteles ondeando al compás del protocolo. “Soy hija de la UdeG”, dijo la doctora, y la frase cae como consigna oficial en un recinto que simboliza al Grupo Universidad. El fondo se convierte en forma. No es solo un discurso, es la validación de una institución que apenas semanas antes mandó porros contra estudiantes que exigen democracia interna.

Adentro, la UdeG rehabilitada como aliada, aplaudida y recompensada con promesas de presupuesto pleno. Afuera, madres y padres con las fotos de sus desaparecidos, las juventudes comunistas repartiendo volantes, banderas de Palestina ondeando en el viento. Las causas históricas de la izquierda golpean las puertas, pero parece que nadie quiere escucharlas.

El simbolismo no se puede ignorar. La Universidad de Guadalajara vive una crisis de legitimidad. Estudiantes organizados denuncian elecciones amañadas para el Consejo General Universitario y la FEU, con una participación tan baja que en Medicina votó apenas el 5 por ciento del padrón y de esos votos la mitad fueron nulos. En Derecho apenas el 20 por ciento de participación, con miles de boletas canceladas como gesto de repudio. Un fantasma recorre los pasillos, la FEU no nos representa.

El 10 de septiembre los estudiantes ocuparon la Rectoría General con un pliego digno. Cancelación de elecciones fraudulentas, desconocimiento de una federación estudiantil que funge como guardia blanca, apertura a asambleas independientes. La respuesta es la de siempre, porros enviados a golpes. Videos muestran cómo guardias y docentes empujaron y golpearon a estudiantes. La UdeG resulta ser la misma de siempre, caciquil, autoritaria, temerosa de la democracia. Y justo ahí, en ese escenario de represión y urnas vacías, Morena decide tenderle la mano al Grupo Universidad. La izquierda que nace en la calle, abrazando causas populares, hoy rinde tributo a la cúpula universitaria más cuestionada.

Por otro lado, La doctora puso sobre la mesa datos importantes que nadie puede ignorar. En Jalisco más de 1.8 millones de personas reciben beneficios directos de programas sociales este año. Entre ellos, 914 mil adultos mayores cuentan con la Pensión del Bienestar, 46 mil personas con discapacidad reciben apoyos, 8 mil 600 jóvenes participan en Jóvenes Construyendo el Futuro y 11 mil estudiantes universitarios tienen becas. Para respaldar estos programas se destinan más de 49 mil millones de pesos en el estado. En infraestructura se anunció la repavimentación de carreteras federales prioritarias como la ruta 80 hacia Autlán, el impulso al acueducto Chapala-Guadalajara, el saneamiento del río Lerma y el apoyo a las líneas 4 y 5 del Tren Ligero. Son avances que importan y que merecen reconocimiento.

Sin brújula no hay rumbo

El tema aquí es que mientras dentro se habla de grandes proyectos y alianzas, afuera se grita lo esencial. Las madres buscadoras de Jalisco, (el estado con más desaparecidos del país) muestran las fotos de sus desaparecidos. Al lado, jóvenes estudiantes denuncian la represión universitaria. Más allá, banderas de Palestina recuerdan que la justicia no tiene fronteras. No piden privilegios, solo ser escuchados. Morena solía estar de ese lado de la barricada, acuerpando a quienes protestaban contra la injusticia. Esta vez no hay espacio para esas voces. La presidenta sale acompañada del gobernador Pablo Lemus y parece que adentro la única preocupación es ver quién lo abuchea más fuerte, mientras los colectivos permanecen afuera con la esperanza de entregar sus demandas.

Y aquí es donde la crítica se vuelve necesaria. Porque más grave aún es la actitud de Morena en Jalisco. Nadie de la dirigencia local se acerca a los colectivos, nadie levanta la voz para respaldar a los estudiantes agredidos en Rectoría, nadie asume el costo de incomodar a los nuevos aliados. La política de la simulación puede convertir a Morena Jalisco en un espectador mudo, como si preferir el confort de la foto grupal fuera más importante que sostener el movimiento que nos parió. Muchos de los que aplaudían adentro alguna vez marcharon con pancartas, lloraron a los caídos del 2 de octubre o proclamaron revolución en cada discurso. Hoy, cómodos en su silla, corren el riesgo de olvidar lo que solían ser. El paso de movimiento a partido, y de partido a gobierno, puede borrar la memoria si no estamos atentos.

La fecha lo recuerda todo. Estamos a días de conmemorar el 2 de octubre, cuando la sangre estudiantil marcó para siempre la historia de México. Aquella masacre nos enseñó que un gobierno que ignora a los jóvenes y reprime la protesta pierde toda autoridad moral. No hay para nada equivalencia posible, pero sí una clara advertencia, la sordera y la indiferencia también son formas de violencia. Morena nace como partido-movimiento. Nuestra esencia es gobernar obedeciendo al pueblo, no al revés. Escuchar a los de abajo, no solo pactar con los de arriba. Y si perdemos esa brújula, ¿qué queda? Un cascarón burocrático con discursos reciclados, incapaz de mirar de frente a las madres que buscan a sus hijos o a los estudiantes que claman democracia en su universidad.

La visita de la Doctora a Guadalajara evidencia que el poder seduce, pero también puede anestesiar. Pactar con la UdeG puede traer estabilidad institucional, pero corre el riesgo de traicionar la memoria reciente de los jóvenes reprimidos. Ignorar a los colectivos puede evitar el conflicto momentáneo, pero erosiona las bases del movimiento. Lo que está en juego no es un acto más, sino el alma de Morena. Y aún estamos a tiempo de corregir el rumbo. Recuperar la brújula significa salir a escuchar de verdad, unir los discursos con la acción, fortalecer la base y abrir cauces para que quienes protestan sean parte del proyecto político. Que Morena no sea solo maquinaria electoral, sino comunidad viva. Que la Cuarta Transformación no se desgaste en alianzas de comodidad, sino se renueve en compromiso.

Adentro hay discursos y alianzas estratégicas, afuera hay voces que no aceptan silencios. Yo elijo estar en ambos espacios, porque la historia no se escribe solo desde el estrado, sino también desde la banqueta. Y desde ahí lo digo, la brújula del movimiento no se puede perder, porque aún estamos a tiempo de regresar al norte que nos define.