Showtime

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Sección: Opinión

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Publicado el 03/09/2025 — Por Teofilo Guerrero @teofiloguerreromanzo
Y de repente alguien tuvo una idea: convertir la derrota del neoliberalismo y la vieja política al servicio de los más poderosos en un tema para una serie interminable y multiplataforma, y se llamaría: “Polarización, ustedes contra nosotros”. En otro lado, alguien más estaba pensando en argumentos para rebatir las narrativas y relatos surgidos del hartazgo de la gente después de más de treinta años del PRI, PAN y su nuevo engendro, ese monstruo híbrido e inefable llamado Movimiento Ciudadano. Pero no había argumentos, es complicado hallarlos para justificar o encubrir el despojo, la traición, la simulación y el cinismo. Así que hubo una renuncia explícita a esa estrategia y se escuchó un grito: ¡Showtime! Y el entorno político se convirtió en un espectáculo: Lilly Téllez y su megáfono, los lamentables performances de la marea rosa, la acampada de FRENAA, las ruedas de prensa de Monreal, la firmeza para mentir de Enrique Alfaro, los patéticos reels de Verónica Delgadillo o Lemus, y de cualquier edil o gobernador jugando a trabajar con la pala en mano, las entrevistas a modo en los sets de azteca, imagen o televisa, y donde todo es espectáculo, no hay lugar para la política, porque el show es unívoco y absoluto. Los showrunners (cerebros de la secuencia dramática y anecdótica en una serie) de este espectáculo aberrante le apuestan a negar y ocultar los contenidos argumentales, lógicos y racionales cambiándolos por recursos espectaculares, dramáticos o en simples chistes de ocasión. Casi todo el contexto político mexicano está contaminado de este fenómeno, pasamos de un escándalo a otro, perdiendo la secuencia de la realidad porque esa es la finalidad de los sicarios comunicacionales que mueven los hilos de esta serie sin final: Ciro Gómez Leyva, José Cárdenas, Azucena Uresti, entre otros y otras. Hacen bien su trabajo, porque lo esencial de este momento político: la construcción de otra realidad social para el país va por otro lado, ignorada e invisible para la industria de la “información” (sic) masiva. El entorno informativo de los medios comerciales está repleto de paja, basura y ruido, no sólo atiende a los intereses de quienes pagan por este estado de cosas, sino que, además, vende, y vende bien esta estrategia de inventar un leitmotiv temático: “la polarización”, cuando en realidad los medios se convierten en portavoces y altavoces de minorías que utilizan como argumentos el insulto, la descalificación y el prejuicio, pero el leitmotiv vende, tanto como el odio sembrado artificialmente contra alguna figura del espectáculo en “La casa de los famosos” para poder capitalizarlo en horas y horas, bits y bits de discusiones idiotas sobre la personalidad de la susodicha. Jugar en este entorno es una pérdida de tiempo, discutimos contra fanáticos que tienen dos argumentos, y no se cansan de repetirlos, no hay ideas, no hay posibilidad de diálogo, ni siquiera de construcción de una realidad más legible, como cuando se celebran los linchamientos contra un presunto ladrón (porque será presunto hasta que la ley decida otra cosa) y se pide que sea golpeado hasta la muerte, sin miramientos ni más pruebas que un clip de video, despojándonos de la poca humanidad que nos resta. “Toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones modernas de producción se presenta como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se aparta en una representación.” — Guy Debord ¡Showtime! Que venga el siguiente reel.