Se acerca la renovación del Comité Ejecutivo Estatal de morena

Seguramente todas las despedidas duelen —o por lo menos a alguien le deben de doler—, pero aún más seguro es que, tarde o temprano, a todas les llega su fecha. Y, de acuerdo con lo que norma el Estatuto de morena, la actual dirigencia estatal ya debería estar buscando un camión de mudanza, pues, según lo que marca el calendario, más o menos con el fin del temporal de lluvias le habrá llegado a ésta su final. Para este próximo septiembre, ya habrán pasado tres años de aquellas elecciones en las que el Consejo Estatal eligió a su dirigencia. ¿Tres años de construcción, o tres años nadando de muertitos? ¿Tres años de triunfos o tres años de vergüenzas? Esas respuestas las dejo para la historia, para las y los lectores… Lo que sí es un hecho es que tres años son la vigencia, la fecha límite, la fecha de caducidad. ¿ESTARÁN YA PREPARANDO SUS MALETAS? Por supuesto que no. Muy rara vez pasa que quienes han probado las dulces mieles del poder, quieran soltarlo por las buenas. La realidad es que ya tienen tiempo corriendo el falso rumor de que no habrá renovación. Que les darán la oportunidad de extenderse otros tres años en el poder —nomás por sus caras bonitas—. Y lo están intentando hacer creer en todas direcciones: A las consejeras y consejeros les dicen: “ni se les ocurra empezar a organizarse o a pensar en próximos perfiles para el relevo, a nosotros ya nos dijeron Luisa y Andy que nos vamos a quedar un trienio más”. A las y a los actores políticos y liderazgos del interior: “no habrá elección interna. ¿Para qué? Eso provocaría inestabilidad y alteraría el orden. Apóyennos a que así sea y les garantizamos sus candidaturas”. A la dirigencia nacional la intentan visitar cada semana para implorarles, para intentar persuadirles, para intentar sobornarles, convidándoles a que suspendan la renovación… a que suspendan la democracia, pues. Pero allá arriba no se dejarán corromper tan fácil. No serían capaces de sepultar para siempre las enseñanzas de López Obrador sobre la legalidad, la no autoperpetuación en el poder, retirarse cuando se ha cumplido el mandato prestablecido, la lucha por la democracia… No se atreverían. ¿Cierto? DEBEMOS ESTAR LISTOS Lamentablemente, en el partido de la 4T siempre está latente el riesgo de que no se respete el Estatuto, y la frase más famosa aquí es: “que en morena todo puede suceder”. Por ello es que hay que estar listos. Preparados para la próxima renovación de todo el Comité Ejecutivo Estatal; armados para combatir y frenar el falso rumor de que no habrá renovación; alertas por si la dirigencia nacional comienza a considerar la posibilidad de suspender la democracia. Incluso ya se va haciendo tarde para empezar a movilizarse. Al interior de morena ya debería viralizarse una agenda común y desde abajo: reencontrarse, organizarse, analizar perfiles, construir consensos de unidad, y exigir a los cuatro vientos que se haga efectiva la legalidad y la democracia. Si se cancela la democracia interna, morena finalmente se habrá convertido en lo que juró destruir.