No entienden que no entienden

No entienden que no entienden

Sección: Al Fondo a la Derecha

Foto del autor Publicado el 22/04/2025 — Por Marco Gutiérrez @marcomx4t
López Obrador advirtió desde hace muchos años que el PRI y el PAN eran, en esencia, lo mismo. Que detrás de sus aparentes diferencias ideológicas había una profunda coincidencia estructural: ambos formaban parte del mismo modelo político y económico neoliberal. Él acuñó el término “PRIAN” para nombrar esa alianza encubierta. Con el tiempo, el concepto dejó de parecer una ocurrencia y se convirtió en un diagnóstico certero: la mayoría del pueblo lo hizo suyo, especialmente a raíz de las coaliciones electorales explícitas que se formalizaron en los últimos años.

La alianza pública entre el PRI y el PAN ha sido un rotundo fracaso. Si bien les permite sumar votos para una candidatura común, también suma sus respectivos negativos: la corrupción, la represión y la simulación del viejo partido hegemónico, con el clasismo, el elitismo y el conservadurismo del panismo tradicional. El resultado: una coalición que no entusiasma a nadie, ni siquiera a sus propios militantes.

A pesar de ello, insisten. De cara al proceso electoral de 2025, siguen experimentando con fórmulas que ya demostraron no funcionar. En Durango, van en alianza en 34 de los 39 municipios; en Veracruz, competirán por separado. No entienden que su problema no va de alianzas o no alianzas, sino que yace en los proyectos que históricamente representan. Su crisis no surge de su estrategia electoral sino de su visión de país.

La línea de tiempo de su actuación política reciente lo demuestra con claridad. Aquí un repaso de sus posturas frente a las principales iniciativas de transformación nacional impulsadas desde 2018:

Línea de tiempo de las posturas del PRIAN (2018-2025)
No entienden que no entienden
2018 – Ambos partidos votaron en contra de la Ley Federal de Remuneraciones, que prohíbe que cualquier servidor público gane más que el Presidente de la República. Defendieron los altos sueldos y privilegios de la burocracia dorada.
2019 – Votaron en contra de la reforma educativa que abrogó la reforma punitiva del peñanietismo. El PAN se opuso frontalmente; el PRI votó dividido.
2019 – Rechazaron la figura de revocación de mandato. Alegaron que era un “ensayo para la reelección”, en una muestra de cinismo o ignorancia que cruzó la frontera del ridículo. Además de que exhibió el profundo pavor que le tienen a la democracia.
2019 – PAN y PRI votaron contra la creación del INSABI, que pretendía ofrecer atención médica gratuita y universal, sustituyendo al Seguro Popular. La razón es obvia: detrás de la gestión de medicamentos hay un negocio multimillonario que opera desde el poder público.
2020 – El PAN votó en contra de la reforma que elevó a rango constitucional los programas sociales como la pensión a adultos mayores y las becas para estudiantes pobres. La derecha siempre ha creído que por naturaleza (incluso divina) deben existir pobres y excluidos.
2021 – El PAN votó en contra de la prohibición del outsourcing, defendiendo abiertamente un modelo que precariza a millones de trabajadores.
2022 – Votaron en bloque contra la reforma eléctrica, que buscaba fortalecer a la CFE y garantizar tarifas accesibles. Eligieron defender a las empresas privadas extranjeras por encima del interés nacional.
2023 – Se opusieron a la reforma electoral (el Plan B), que pretendía reducir el gasto del INE y limitar privilegios de su élite administrativa. La Corte Suprema, controlada por intereses conservadores tuvo que entrarle al quite a detener la iniciativa. De esa intervención es que surgieron el Plan C y la reforma al Poder Judicial.
2024 – Ambos votaron en contra de la reforma judicial donde se propuso que el pueblo eligiera directamente a las personas juzgadoras del Poder Judicial. Los actuales ministros y magistrados están donde están porque el PRIAN los puso allí a modo; con esta reforma morena se los arrebata.
No entienden que no entienden
Este 2025, en medio de las elecciones municipales, su confusión estratégica es evidente: en unos estados van juntos, en otros por separado, pero en todos insisten en los mismos argumentos gastados. Por ejemplo, siguen alertando que “vamos camino a Venezuela”, sin que nadie se los crea ya. Su discurso ha perdido potencia, y los medios de comunicación convencionales también han perdido credibilidad y han dejado de ser eficaces en la manipulación de masas.

Además, en cuestiones concretas como la universalización de la pensión para personas con discapacidad, su falta de voluntad es palpable: en los estados donde gobierna el PRIAN o el MC (como en Jalisco), no se ha firmado el convenio de colaboración financiera que permite hacer efectiva la pensión para personas mayores de 29 años.

El problema del PRIAN no es de táctica, sino de proyecto, de principios, de convicciones. No entienden que su modelo de país está agotado, que profundizó la desigualdad a tal grado que nadie querría regresar por ese camino.

Se oponen sistemáticamente a todo lo que implique justicia social, redistribución de la riqueza, participación popular, ampliación de la democracia o garantizar el acceso de derechos a los más pobres. El hecho de que no acepten su errado camino, es lo que garantiza que seguirán perdiendo elecciones.

Y, ante la próxima coyuntura en la que nuevos partidos políticos de derecha entrarán a la palestra electoral, la pregunta más bien sería: ¿Cuál partido desaparecerá primero? En fin… No entienden que no entienden.