CUAUHTÉMOC BLANCO Y LA OBLIGACIÓN DE RETOMAR EL RUMBO

CUAUHTÉMOC BLANCO Y LA OBLIGACIÓN DE RETOMAR EL RUMBO

Sección: Morena: Partido y Movimiento

Foto del autor Publicado el 01/04/2025 — Por Marco Gutiérrez @marcomx4t
Una tendencia nefasta

Durante los últimos años, el pueblo de México ha sido testigo de una tendencia preocupante: la postulación de celebridades a candidaturas de elección popular. Está el caso de la actriz Carmen Salinas, que fue diputada por el PRI; la influencer y esposa del gobernador de Nuevo León, Mariana Rodríguez, quien fue postulada por MC a la alcaldía de Monterrey; la medallista olímpica Ana Gabriela Guevara que fue diputada federal por morena; la influencer y cantante Paola Suárez, mujer transexual propuesta por el PT a una diputación local en Guanajuato; el actor Roberto Palazuelos, candidato al Senado por MC; entre muchas y muchos más...

Con el único fin de ganar elecciones, poco a poco se le va dando preferencia a algún personaje que ganó fama por sus canciones, en vez de a una persona con buenas ideas y determinación para combatir la corrupción. Entre una influencer de fitness con un millón de seguidores en Instagram, y una luchadora social reconocida por defender las causas justas, se elige a la primera. Eligen al galán de telenovelas que se dice apolítico, en vez de al experto en políticas públicas contra la desigualdad. Eligen al futbolista estrella, en lugar de a la periodista independiente y crítica.

Si bien Movimiento Ciudadano es el partido que en definitiva ha convertido la política en un circo y un show de comedia, volcando su estrategia de marketing electoral en torno a la postulación de cantantes, actores e influencers que no cuentan ni siquiera con un mínimo de experiencia política o compromiso con el servicio público, la realidad es que partidos de todos los colores han caído en esta práctica. También morena.
CUAUHTÉMOC BLANCO Y LA OBLIGACIÓN DE RETOMAR EL RUMBO
El caso de Cuauhtémoc Blanco

Hoy por hoy, un caso emblemático y polémico que ejemplifica los riesgos de elegir a una figura famosa sin más mérito que su popularidad, es el de Cuauhtémoc Blanco; el ex futbolista que brilló en las canchas y oscureció en el Gobierno.

Sin ningún tipo de formación política, experiencia administrativa, o ideología manifiesta, en 2015 el “Cuauh” aceptó abanderar la candidatura a la alcaldía de Cuernavaca, Morelos por el Partido Socialdemócrata de aquella entidad, con lo que, un intento por conservar el registro de un partido local, terminó por ser una administración pública municipal catastrófica. No obstante, en 2018 su popularidad como ex futbolista le siguió dando los réditos suficientes para llegar a la gubernatura de Morelos por el Partido Encuentro Social (aliado de morena). El resultado: un desastre, pues enfrenta acusaciones de abuso sexual contra su hermana, desvío de recursos, corrupción, desfalco por 40 millones de pesos, además de haber dejado un vacío de poder y de gestión durante su mandato.

La gran polémica reciente estuvo en la Cámara de Diputados, donde se solicitó (y rechazó) el desafuero del ex gobernador; hoy diputado federal. De nueva cuenta, morenistas en la Cámara baja se dividieron en la votación al respecto, ganando desde luego quienes optaron por proteger al susodicho. Haber votado en contra del desafuero del “Cuauh” es un acto de desvergüenza, una práctica de la vieja política que legó el PRI y una incongruencia con los principios del proyecto de transformación. Desde aquí felicito a diputadas, diputados y demás actores del movimiento que hayan votado o se hayan manifestado en favor del desafuero, y al mismo tiempo, advierto sobre el riesgo de seguir con estos descuidos que pueden desviar al partido hacia la derecha.
CUAUHTÉMOC BLANCO Y LA OBLIGACIÓN DE RETOMAR EL RUMBO
Morena debe retomar el rumbo

En 2018, con un respaldo popular sin precedentes, morena consiguió derrocar a un régimen represivo, antidemocrático y elitista que llevaba enquistado en el poder siete décadas sin interrupción. En apenas un sexenio logró devolverle a México su dignidad y liderazgo internacional, incrementar el salario mínimo de manera considerable, fortalecer la soberanía nacional, reducir la desigualdad social, distribuir el presupuesto público para ayudar a quienes más lo necesitan, entre otras cuestiones que han logrado establecer las bases de una transformación política, económica y social en nuestra patria. Sería una lamentable tragedia que esta ruta incipiente de transformación, comenzara a torcer el rumbo por un exceso de decisiones pragmáticas y por una soberbia partidista sin precedentes.

Morena tiene una oportunidad histórica, pero es una oportunidad de dar resultados, no un cheque en blanco.
Por un lado, hay una dirección clara y programática para continuar con la segunda etapa de la Cuarta
Transformación, pero no todas y todos dentro del movimiento tienen ya la misma brújula. Actualmente hay una resistencia interna; se ha permitido entrar a tanto personaje ex derechista, y se ha subestimado tanto el pragmatismo, que a todas luces se puede observar el riesgo latente de que morena, en su exceso de confianza, se vaya convirtiendo poco a poco en lo que juró destruir.