Masas sin respuesta

Sección: Geopolítica

El periodo que va de enero de 2020, inicio de la pandemia de COVID 19, y el siete de octubre de 2023, con el inicio de los acontecimientos en la franja de Gaza, podría equipararse en alcances globales a los del once de septiembre de 2001 a partir de los cambios que está generando en la dinámica de las relaciones entre la gente y sus gobiernos, entre la verdad y la narrativa manipulada, entre la democracia burguesa occidental y la movilización popular espontánea, así, sin etiquetas ni adscripciones ideológicas claras, más allá de los conceptos que la izquierda teórica europea u occidental crearon para definir a esas masas que se mueven al unísono, antes de definir un programa, un proyecto, o un ente político organizado.
Durante la pandemia había cierto optimismo general, principalmente entre las izquierdas, por la evidente primacía del estado, lo común, lo público, sobre el obvio egoísmo de los entes privados para gestionar un problema global que puso en riesgo a buena parte de la humanidad.
La respuesta de Europa después de la pandemia fue seguir girando a la derecha, optar por una narrativa y dinámica de guerra, especialmente después de la invasión de Rusia a Ucrania, desde entonces, y en lugar de recurrir a la diplomacia, los gobiernos de Europa occidental, y su brazo geopolítico, la OTAN, se han dedicado a alimentar un clima bélico que implica recortes a servicios públicos básicos.
Los vientos bélicos globales continuaron en Medio Oriente, tras el ataque de la organización Palestina Hamas a Israel el 7 de octubre de 2023, el apoyo de Europa y los Estados Unidos a Israel parece que le otorgó a esta entidad colonial patente de corso para comenzar una limpieza étnica y un virtual exterminio, cruel y despiadado, de la población palestina de la Franja de Gaza.

Pocos son los países que se han pronunciado abiertamente por el genocidio perpetrado por Israel: Brasil, Bolivia, Venezuela, Cuba, Chile, Honduras, Turquía, Sudáfrica (Que interpuso la denuncia penal en contra de lsrael, que derivo en la orden de captura internacional del genocida Benjamin Netanyahu).
Pese a las graves y patentes evidencias del genocidio que se está llevando a cabo, y que ya utiliza el hambre como arma de guerra, la mayoría de los gobiernos en el mundo no se han pronunciado de manera tajante y definitiva. Pero sí sus ciudadanos. En Alemania, Francia, Reino Unido, Estados Unidos, Argentina, y otros países en los que sus gobiernos están a favor del “derecho de Israel a defenderse”, las ciudadanías se han movilizado para protestar, hacer boicots, levantar la voz, aunque sean reprimidos, a veces de manera brutal como en Alemania.
Esas multitudes, masas o agentes colectivos se movilizan al margen de un modelo de estado-nación que parece haber perdido el rumbo, y no encuentran todavía una respuesta o señal de las izquierdas internacionales para hacerle frente a un neoliberalismo herido que tira manotazos para poder caer acompañado en un declive que amenaza con durar mucho tiempo, una de esas víctimas, uno de los caídos podría ser precisamente el estado-nación, tal y como lo conocemos ahora, y si las izquierdas no preparan una alternativa pronto, nos esperan tiempos muy oscuros.
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