Los herederos (Primera parte)

Sección: Opinión

Publicado el 29/07/2025 —
Por Teresa Figueroa
@tarantelacocorit
Abrirles paso a los hijos es una inclinación constante del ser humano. Tener quien continúe la vocación de los padres tiene que ver con el sentido de la trascendencia, asegura que una parte de la identidad paterna se replique en ellos. Es además una forma de mantener un sistema político y económico que perpetúa al mismo grupo de personas en el poder.
La biblia habla de la primogenitura, el primer hijo varón de una familia heredaba el patrimonio familiar. No había forma de disgregar los bienes repartiéndolos entre varias personas, el primero tenía el derecho natural de quedarse con la herencia además del poder en el caso de los gobernantes y líderes religiosos.
En las monarquías el derecho a la sucesión al trono del primer descendiente es inalienable, generalmente se busca que se trate de un hombre, pero en algunos casos también se permite la primogenitura femenina.
La historia está plagada de relatos sobre trampas, engaños y crímenes para heredar el poder. Desde Jacob que aprovechó el hambre de su hermano Esaú para cambiar su privilegio de primogénito por el legendario plato de lentejas; Cleopatra quien se casó con su hermano menor con tal de conservar la riqueza y el poder dentro de la familia o Hamlet, retratado por Shakespeare, quien fue despojado del trono por su tío.
En Roma durante la república el poder no se heredaba, sino que se obtenía a través de elecciones y ascensos en la estructura política. Este método contribuyó a mantener la buena salud de este sistema de gobierno.
Cuando la iglesia católica empezó a detentar el poder político, el dirigente de la iglesia, el Papa, nombraba como cardenal destinado a sucederle en el cargo a un sobrino suyo, que muchas veces se trataba de un hijo no reconocido, tal cardenal era nombrado como “Cardenal nepote” y fue una manera subrepticia de heredar el poder. De ahí viene el término “Nepotismo”.
Los partidos que hasta hace poco gobernaron nuestro país hicieron del nepotismo una forma de gobernar, los apellidos de los clanes políticos son dignos de una monarquía local: Los “Zuno”, los “Muñoz-Ledo”, “López-Portillo”, “Hank “son parte de ella.
Nuestra 4T con toda su vocación de cambio no ha podido liberarse de esta práctica de dejar un legado de relaciones y poder a los hijos, tengan o no la capacidad, la vocación o el deseo de continuar la obra que sus progenitores emprendieron.
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