La Historia alcanzó a Salinas Pliego

Sección: El Gobierno de la 4T

Publicado el 01/07/2025 —
Por Cesar Zavala
Es muy interesante que en la cultura mexicana de los últimos 30 años se haya construido un imaginario de alabanza al capitalista y al pudiente. A la generación de nuestros papás todavía le tocó la idea de que el pobre podía aspirar a llegar a la clase media por medio del estudio y la carrera profesional. Sin embargo, a nuestra generación le tocó el desarrollo de una idea más ambiciosa pero más irreal. La de que todos podrían acceder a los grandes capitales con sólo proponérselo. Aunque en la vida real, mientras que nuestros padres sí pudieron lograr su sueño, nosotros ni siquiera logramos acceder a la clase media, no se diga ya a la clase alta.
Así, el sueño de nuestros padres de poder completar una licenciatura y ejercer dignamente hasta alcanzar un nivel de vida decente, fuera de las privaciones tan dramáticas mostradas en las películas del nacionalismo mexicano, fue un sueño que una gran cantidad de nuestros padres pudieron lograr. Sin embargo y en contraste, la idea de que todos pudiéramos tener un yate es totalmente inalcanzable.
Por ejemplo, en alguna película de El Indio Fernández se narran las desventuras de una maestra que llega a un pueblo en búsqueda de construir una ciudadanía ilustrada, en una sociedad marcada por el caciquismo y el abuso de unos cuantos ignorantes hacendados. En aquellos días la idea de ser profesionista y ser un factor de transformación social estaban emparentados. Ser doctor, maestro y hasta artista traía consigo una carga simbólica de Ilustración, de la lucha por el engrandecimiento de la nación y del individuo. De esa manera, el éxito individual se constituía a la par, y en gran medida, del éxito en la transformación de nuestro entorno, de la construcción de una nación fuerte y orgullosa.
Por supuesto, estos valores giraron 180 grados con la adopción del neoliberalismo. A nosotros ya nos tocó más bien preocuparnos por uno mismo y dejarnos de lado de aquellas payasadas llamadas “nación”, y “orgullo nacional”. Ahora, el único motivo de exaltación personal es la captación de capital, aunque sea un poquito y a meses sin intereses.
En contraste, Río Escondido, y películas del estilo, perdió terreno y significado frente a películas como El Lobo de Wall Street o filmes de su tipo. La posibilidad de llegar a ser inmensamente millonario, en lugar de ser un simple clasemediero, se convirtieron en los valores fundamentales durante estos últimos 30 años de neoliberalismo. Aunque fuera imposible.
Así se construyeron ídolos como Ricardo Salinas Pliego que, con su tono jocoso, arrogante, engreído, racista, clasista, ninguneador y patanesco, fueron moldeando un nuevo modelo de masculinidad y estilo de existencia. Ser el gandalla, el chingón, y el que todas-las-puede por su dinero y su esfuerzo, se convirtió en la medida ética y estética de la existencia. El estilo de vida al que se aspira.
Por supuesto, con la llegada de la 4T toda esta indumentaria conceptual cayó por su propio peso. En la discusión pública se hizo patente, gracias a las redes sociales y sus debates, que la única razón por la que tipos como Salinas Pliego obtuvieron su fortuna se debe a sus nexos con el Estado corrupto, a su evasión de impuestos y a su capacidad de pactar con el sistema judicial. Nada de su “merecida” fortuna depende de su inteligencia o de su esfuerzo, sino del simple y llano Estado corrompido.
En este 2025 una nueva era se abre paso con la caída del último bastión de la burguesía, la SCJN, y su sistemática necesidad de beneficiar a los ricos en detrimento del pueblo. Porque cada centavo que un rico evade, es un centavo que se pierde en la construcción del proyecto alternativo de nación que inauguró AMLO.
En su versión 2.0 de la 4T, Claudia dio la estocada final a ese sistema de complicidad entre el poder económico, el poder político y el poder jurídico. Y este golpe fue tan, pero taaan duro que, de los 67 mil millones de pesos que debe Salinas, la semana pasada ya han sido declarados para el fisco 2 mil millones. Operación que habría sido pospuesta o fallada a favor del ricachón en tiempos pasados, hoy por hoy, sin necesidad de que hayan entrado ya los nuevos jueces a corregir la plana, los actuales han determinado que es justo que ya por fin Ricardito pague lo que debe.
¿Un cambio de actitud resultado de las presiones sociales y el peso de La Historia en sus espaldas, acaso? No lo sabemos, lo que sí, es que La Historia está en movimiento.
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