Harfuch contra Trevillo.

Sección: El Gobierno de la 4T

Publicado el 16/06/2025 —
Por Cesar Zavala
Pues esta semana la presidenta mandó una nueva iniciativa sobre la Guardia Nacional. Aunque esta iniciativa busca modificar varias cosas como ascensos, recompensas y escalafón de los efectivos de la GN, lo que principalmente llama la atención de los medios y del debate público tiene que ver con el aspecto del área de inteligencia. Pues tal parece que el ejército se ha estado oponiendo a la reforma impulsada inicialmente en febrero de este año debido a que le quitaría facultades para trasladarlas a la secretaría de seguridad ciudadana que encabeza Harfuch.
Como se ve, el conflicto entonces no es únicamente de carácter institucional sino político. Pues se estaría desviando presupuesto y operaciones de una institución a otra. Y este conflicto está encabezado por Harfuch en la secretaría de seguridad y el general Ricardo Trevilla por el lado de la Sedena.
¿Qué se disputan ambas instituciones? La capacidad de generar y administrar inteligencia. Es decir, el mando y control de instituciones como el CNI (antes CISEN) así como la nueva agencia de Transformación Digital que podría espiar líneas telefónicas y cancelar aquellas sin registro o sospecha de delito.
En esta batalla la ventaja la tenía Harfuch hasta hace unos pocos meses debido a que es considerado por los Estados Unidos como un agente de confianza, ya que ha colaborado con diferentes agencias, incluído el FBI, en operativos conjuntos en su lucha contra el narcotráfico. Sin embargo, el ejército ha reculado en ceder el mando de la inteligencia a Harfuch porque esto impediría la acción rápida y efectiva en el despliegue de las operaciones. Aunque del lado de Harfuch se argumenta que tener una inteligencia civil (y con conexión con la inteligencia de EUA) hará más eficiente la lucha contra los cárteles, la Sedena simplemente contesta que eso únicamente llenará de burocracia su proceder al estilo de los sexenios anteriores al de la 4T.
Además, Harfuch planeaba impulsar con el presupuesto de la Sedena una agencia de inteligencia llamada Unidad Nacional de Operaciones en la que atraería a casi 18 mil agentes. Agentes que pretendía obtener de la GN. Sin embargo, Trevillo le dijo que sí, siempre y cuando existiera el presupuesto para convocar a enlistar a nuevos soldados para suplir ese vacío. Como se ve, es un conflicto económico.
En febrero la iniciativa original no pudo pasar. La Sedena con su influencia en Monreal, según algunos testimonios, impidió que se continuara con la discusión al respecto. Sin embargo, a penas esta semana una nueva iniciativa llegó.
La nueva iniciativa le devuelve los recursos y el mando de la inteligencia a Trevillo y al ejército. Sin embargo, le agrega una cláusula muy particular; que Harfuch tenga la capacidad de dar el visto bueno en cada operación que se lleve a cabo.
¿Es esta una decisión salomónica, acaso? Así parece hasta este momento. Aunque desde mi punto de vista es más bien un equilibrio momentáneo muy peligroso.
Es decir; un punto en el cuál más que colaboración y fraternidad lo que puede surgir es encono y guerra fría interna de largo plazo.
Por lo pronto, tal parece que esta batalla la va ganando de nuevo el ejército, y mientras uno como espectador sólo puede hacer especulaciones medianamente razonables la verdad en sí siempre quedará oculta.
A corto plazo me gustaría suponer que cualquiera que tenga la simpatía de EUA debe ser bastante sospechoso para la seguridad nacional, eso por un lado. Por el otro también me gustaría resaltar que Harfuch ha sido acusado no pocas veces de tener conocimientos y vínculos con figuras fuertes del narco. Y como dato extra me gustaría también resaltar que según algunos testimonios esta narco-sospecha fue la razón por la cual el preciso le pidió que dejara su candidatura por la ciudad de México en 2024, abriéndole el camino a Clara Brugada, como es sabido por todos.
Las vueltas que da la vida se complican todavía más con otro gran dato: fue precisamente Harfuch quién eligió a Trevillo -y no Sheinbaum- para dirigir al ejército. Y es hoy, justo ese elegido quien defiende la autonomía de la Sedena en este respecto. Una vuelta más a la azarosa fortuna. ¿Qué pasará con esta iniciativa?
La historia está en movimiento.
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