El regateo a Claudia

Sección: El Gobierno de la 4T

Pues, aunque a Claudia le fue muy bien en su defensa del T-MEC y los aranceles recíprocos, hay quienes dentro de la misma izquierda están ofendidos por esta gran hazaña, tan ofendidos o más, que los de la misma derecha.
Usando los criterios de la izquierda, en este espacio he señalado los errores en los cuales la 4T ha caído debido a personajes siniestros, ineptos, o claramente vinculados al viejo régimen, que buscan incidir en las decisiones de la presidenta, pero que, gracias a los movimientos sociales y a la prensa crítica el camino se ha rectificado. Sin embargo, es interesante notar cómo el punto de vista de la izquierda puede caer fácilmente en las mismas conclusiones que las de la derecha. En este particular caso menospreciar la gestión de Claudia frente al tremendo toro que significa Trump por el simple hecho de que no se detuvieron por completo los aranceles.
Así, tanto los medios corporativos como los ultras izquierdosos increpan que el gobierno de la 4T no pudo parar las sanciones al acero y al aluminio, ni al de la cerveza o al de los automóviles y autopartes. Olvidan que todos estos aranceles fueron expuestos por Trump desde hace meses, pero el de los automóviles no se ha implementado, y seguramente no se implementará, porque constituye una parte clave del tratado de libre comercio.
Usando los criterios de la izquierda, en este espacio he señalado los errores en los cuales la 4T ha caído debido a personajes siniestros, ineptos, o claramente vinculados al viejo régimen, que buscan incidir en las decisiones de la presidenta, pero que, gracias a los movimientos sociales y a la prensa crítica el camino se ha rectificado. Sin embargo, es interesante notar cómo el punto de vista de la izquierda puede caer fácilmente en las mismas conclusiones que las de la derecha. En este particular caso menospreciar la gestión de Claudia frente al tremendo toro que significa Trump por el simple hecho de que no se detuvieron por completo los aranceles.
Así, tanto los medios corporativos como los ultras izquierdosos increpan que el gobierno de la 4T no pudo parar las sanciones al acero y al aluminio, ni al de la cerveza o al de los automóviles y autopartes. Olvidan que todos estos aranceles fueron expuestos por Trump desde hace meses, pero el de los automóviles no se ha implementado, y seguramente no se implementará, porque constituye una parte clave del tratado de libre comercio.

El problema es más profundo cuando se trae a la argumentación el dato mayor: que la industria automotriz es una sola entre México, EUA y Canadá, y que aplicar aranceles constituirá una terrible pérdida de competitividad respecto del principal competidor y, en el fondo, el real objetivo: China.
Y es que ahí está el factor clave que no están observando ni derechosos ni izquierdosos. El juego de Trump es básicamente debilitar la supremacía productiva de China, y 30 años de integración industrial entre nuestros tres países son de hecho la única razón por la cual se compite todavía contra Alemania/Europa y China/Asia.
Ahora bien, es sumamente cómico que a la vez que gritan que ¡no hay nada qué celebrar! o, ¡qué victorias tan pírricas! También critican el hecho de defender al T-MEC puesto que esto abona a la consolidación de la burguesía nacional, y que lo que se debería hacer es únicamente tomar los medios de producción y ya, olvidarnos de tratados y voltear a ver a China y a Rusia para mandar nuestra producción exportable a esos países. ¿Quién lo viera? Ahora resulta que tanto la derecha como la izquierda ¡están de acuerdo en que México debería dejar de depender de EUA! Hasta parecen hermanitos.

Quizás ese sea el objetivo general y a largo plazo de la 4T, y precisamente por eso fue que con Andrés Manuel se luchó por lograr la autonomía energética, la autonomía alimentaria y la construcción de infraestructura de transporte. Estrategias clave para desarrollar el consumo interno y aguantar los siempre posibles vaivenes internacionales. Sin embargo, regresando un poco en el tiempo, estos mismos personajes de izquierda y de derecha fueron los primeros en criticar las mega obras y las políticas energéticas en su tiempo.
Total, que, como se puede apreciar, a estos tornillos de personajes no se les podrá encontrar jamás su respectiva tuerca. Así que lo mejor será ignorar sus molestos zumbidos.
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