La Gentrificación con peras y manzanas

Sección: Jalisco se Cuece Aparte

Publicado el 21/07/2025 —
Por Marco Gutiérrez
@marcomx4t
En Guadalajara, los barrios tradicionales se vuelven cada vez más inhabitables, más ajenos y más hostiles para las familias que han vivido allí toda su vida. Un fenómeno cada vez más violento —aunque silencioso— las expulsa de los hogares donde se criaron, donde crecieron, donde formaron a sus hijos: la gentrificación. Las personas se ven forzadas a abandonar sus casas y sus colonias, migrando hacia las orillas de la ciudad, donde ya no contarán con la misma infraestructura vial, ni de agua potable, ni de transporte público. Donde ya no tendrán lo suficientemente cerca una escuela, un mercado, un hospital o un trabajo.
En los últimos años, barrios como la Colonia Americana, Santa Tere, el Centro Histórico o Analco —entre otros— han experimentado una transformación acelerada: las rentas se han disparado, la venta de inmuebles se concentra en manos especulativas, la vida se ha vuelto insostenible porque ahora es más cara en todo sentido.
Muchas viviendas dejan de alquilarse a largo plazo, y se convierten en alojamientos de renta temporal a través de plataformas como Airbnb, donde el ingreso por noche suele ser mucho más alto que el de una renta mensual convencional. Esto genera un efecto en cadena en el que se reduce la oferta de vivienda disponible y presiona al alza los precios de las rentas regulares.
Cómo ejemplo, tan sólo en el puro Centro de Guadalajara hay más de 1,200 viviendas utilizadas para uso exclusivo de renta temporal, pero al mismo tiempo hay más de 1,100 viviendas deshabitadas, —algunas abandonadas y otras a la espera de que la mano especulativa las convierta en el siguiente Airbnb—. Mientras tanto, 225 mil hogares en Jalisco viven con algún grado de rezago habitacional.
LA GENTRIFICACIÓN PASO A PASO
En resumen, es “el proceso de renovación de una zona urbana, generalmente popular o deteriorada, que implica el desplazamiento de su población original por parte de otra de un mayor poder adquisitivo". ¿Pero cómo es su proceso?
Todo comienza cuando se identifica “potencial” en una zona. Entonces, el gobierno municipal y la industria de la construcción cierran filas y se ponen manos a la obra.
1.- Se etiqueta el barrio como “zona a revitalizar, rescatar o renovar”. Lo que hasta hace poco era un barrio popular empieza a promocionarse como atractivo para inversión o turismo.
2.- Se invierte dinero público en la infraestructura superficial que le dará plus valor al barrio: luminarias, parques, banquetas, ciclovías, etc., lo que atraiga un nuevo tipo de inquilinos y turistas.
3.- Llega un nuevo tipo de negocios, con otra lógica de consumo y de precios más elevados, tales como cafeterías de especialidad, restaurantes de autor, bares, supermercados, hostales boutique, estudios creativos, etc., que atraen a otro tipo de clientes, lo que indirectamente reduce las compras de tienditas y otros establecimientos que terminan por quebrar.
4.- Los nuevos habitantes con mayor poder adquisitivo —muchos de estadía temporal— permiten que el consumo, el valor del suelo, y el costo de la vida en general se eleve, lo que termina expulsando a las familias originarias que ya no la pueden costear. Cabe mencionar que un número importante se va de la zona, al recibir una oferta que no puede rechazar sobre comprarles su propiedad.
El dinero público termina sirviendo para expulsar a familias de sus barrios originales y beneficiando al negocio de la industria inmobiliaria. ¿Se entiende? Se invierten los impuestos del pueblo en infraestructura para generar plusvalía en una colonia. Esa plusvalía sirve para poder construir allí departamentos que se venden caros —que se compran para rentarse más caros aún—. ¿Y quién se benefició? Sólo el cártel inmobiliario con su negocio de construcción, venta y renta de nueva vivienda gentrificada.
Así pues, los habitantes de estas colonias terminan pagando impuestos que servirán para que se les expulse de sus casas. Y, además, el pueblo en general termina pagando impuestos para tener una ciudad más quebrada, pues ¿qué creen? Que todas las nuevas torres de departamentos se construyen sobre una infraestructura que no se diseñó para estas nuevas densidades de población, lo cual termina por colapsar drenajes, tráfico vehicular, proveeduría de agua potable, aseo público y más…
Urbanismo para el negocio, no para la vida.
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