Ibrahim Traoré: la revolución silenciosa que desafía al colonialismo en el corazón de África

Ibrahim Traoré: la revolución silenciosa que desafía al colonialismo en el corazón de África

Sección: Geopolítica

Foto del autor Publicado el 16/06/2025 — Por Raúl Barajas @BarRaul
En medio del silencio cómplice de los grandes medios occidentales, Ibrahim Traoré, capitán del ejército burkinés de apenas 36 años, está llevando a cabo una de las transformaciones más profundas y radicales que haya visto África en décadas. Desde su llegada al poder en 2022 mediante una insurrección popular-militar, Traoré no solo ha puesto en jaque al sistema neocolonial francés en Burkina Faso, sino que ha comenzado a construir (con pasos firmes y coherentes) un nuevo paradigma de soberanía, redistribución y desarrollo autogestionado en el Sahel.

La ruptura con el viejo orden: fin del tutelaje francés y del chantaje occidental

Burkina Faso fue durante décadas una semicolonia francesa. Su oro, su algodón y su fuerza de trabajo fueron explotados sistemáticamente, mientras las decisiones clave de su política económica se tomaban en París o en Washington, con la venia del FMI y el Banco Mundial. La llegada de Traoré marcó un viraje histórico. Expulsó a las tropas francesas, cerró bases militares extranjeras, y rompió toda cooperación con las fuerzas estadounidenses que operaban bajo la bandera de la “lucha contra el terrorismo”, pero que en realidad blindaban el extractivismo y el control geopolítico.

En lugar de continuar la dependencia financiera y militar, el gobierno burkinés nacionalizó varias minas de oro, especialmente aquellas bajo control de corporaciones extranjeras, que se llevaban hasta el 90% de las ganancias sin apenas dejar beneficios en el país. Hoy, Burkina Faso retiene cerca del 60% de los ingresos auríferos, según datos oficiales de su Ministerio de Minas, lo cual ha permitido financiar proyectos de infraestructura, seguridad y bienestar social.

Redistribución y productividad: la economía al servicio del pueblo

Uno de los logros más llamativos del gobierno de Traoré ha sido la reorientación radical del presupuesto nacional. Mientras el FMI advertía que sus políticas eran “fiscalmente imprudentes” e “insostenibles”, el gobierno burkinés subió los salarios de los trabajadores del Estado, bajó el sueldo de ministros y altos funcionarios y eliminó exenciones fiscales a grandes empresas extranjeras. El resultado ha sido sorprendente: la economía creció un 18% en dos años, una de las tasas más altas del continente africano, según datos del Observatorio Económico Africano 2025.
Ibrahim Traoré: la revolución silenciosa que desafía al colonialismo en el corazón de África
Al mismo tiempo, Traoré ha apostado por el desarrollo tecnológico nacional. Burkina Faso ha comenzado a producir sus propios vehículos eléctricos con tecnología propia, un hito sin precedentes en la región. Esto no solo genera empleos y reduce la dependencia energética, sino que marca un rumbo hacia una industrialización soberana que parecía imposible hace una década.

“No se puede hablar de independencia si los recursos del país están en manos extranjeras”, declaró Traoré en un discurso ante estudiantes en Uagadugú. Y no se trata de retórica, su vida ha estado en riesgo por ello. Se han documentado al menos cuatro intentos de asesinato contra él desde su llegada al poder, incluyendo un intento de golpe de Estado en septiembre de 2023, supuestamente apoyado por antiguos socios occidentales.

Sankara y Lumumba: ecos de una historia repetida

La figura de Ibrahim Traoré remite inevitablemente a otros líderes africanos revolucionarios que desafiaron al colonialismo desde la raíz: Thomas Sankara, también burkinés, asesinado en 1987 tras intentar reformas radicales de soberanía económica, derechos sociales, laborales y ecologismo; y Patrice Lumumba, primer ministro del Congo, asesinado con complicidad belga y estadounidense en 1961 por querer nacionalizar las minas de uranio y cobre que alimentaban la industria bélica occidental.

La historia parece repetirse, cuando un líder africano deja de obedecer al Norte Global y decide redistribuir el poder y la riqueza, se activa el aparato de desestabilización. La diferencia es que Traoré no está solo.

Un Sahel en movimiento: Mali, Níger y la insurgencia contra el neocolonialismo
Ibrahim Traoré: la revolución silenciosa que desafía al colonialismo en el corazón de África
Desde la llegada de Traoré al poder, el Sahel ha comenzado a sacudirse el yugo neocolonial. En Mali, el coronel Assimi Goïta siguió un camino similar, expulsó a las tropas francesas y firmó acuerdos de cooperación militar y económica con otros socios, incluidos Rusia y China. En Níger, tras el golpe de Estado en julio de 2023, el gobierno de transición también rompió vínculos con París y cerró bases militares, nacionalizando parcialmente sectores estratégicos como la producción de uranio.

Estos tres países (Burkina Faso, Mali y Níger) han formado una alianza conjunta de defensa y desarrollo, conocida como la Alianza de Estados del Sahel (AES), que prioriza la cooperación regional, la autosuficiencia alimentaria, el control estatal sobre los recursos naturales y una diplomacia soberana. Juntas, estas naciones suman más de 70 millones de habitantes y una superficie territorial mayor que Europa Occidental. La transformación está en marcha, aunque apenas está comenzando.

Las lecciones para América Latina… y para México

Mientras África Occidental redefine su rumbo con valentía, en América Latina aún persisten las ataduras del FMI, la subordinación energética y la dependencia comercial. En México, se han dado pasos importantes en la defensa del litio, del petróleo y de ciertas áreas estratégicas, pero la élite política sigue atrapada en la lógica electoralista y en los márgenes que permiten los mercados financieros internacionales.

Los sectores progresistas mexicanos deberían mirar con atención lo que ocurre en Burkina Faso. La redistribución no es inviable. La soberanía no es una quimera. La ruptura con el imperialismo no es una utopía. Pero requiere voluntad política, legitimidad popular y una conexión real con el pueblo.

“Ir a la escuela, tener salud, energía, transporte… eso es lo que significa vivir con dignidad. Y si para lograrlo tenemos que romper con el sistema global, lo haremos”, dijo Traoré en abril de 2024. Esa es la revolución silenciosa que está en marcha. Una que demuestra que, incluso en los rincones más saqueados del planeta, otro modelo de desarrollo es posible... y necesario.