ESTUDIANTES VS ESTUDIANTES La fábrica de porros sigue abierta

ESTUDIANTES VS ESTUDIANTES La fábrica de porros sigue abierta

Sección: Jalisco se Cuece Aparte

Foto del autor Publicado el 12/09/2025 — Por David Gallegos

11 de septiembre. En Santiago de Chile, hace 52 años, los tanques aplastaban la democracia y le quitaban la vida a Salvador Allende. En Guadalajara, no hubo tanques: bastó con un puñado de trabajadores y porros con credencial para empujar a estudiantes fuera de su propia casa. La UdeG conmemora a Allende con placas y auditorios, pero reprime a sus jóvenes con empujones. Aquí la democracia no se ejerce, solamente se enmarca en placas bronce.

Lo de anoche en Rectoría no es anécdota: es síntoma. Al mediodía un grupo de estudiantes tomó el vestíbulo con un pliego de exigencias claras: cancelar un proceso electoral del Consejo General Universitario amañado, desconocer a la FEU que desde hace décadas funge como guardia blanca disfrazada de representación, abrir paso a asambleas independientes y, además, resolver lo básico: cupos en las materias, falta de maestros, transporte decente, protocolos contra la violencia de género. El secretario general, César Barba, escuchó, prometió respeto al plantón y hasta juró que nadie los tocaría. Horas después, ese pacto se rompió con los puños: trabajadores ligados a la propia UdeG y a la FEU irrumpieron y los sacaron a golpes. Videos circulan: jaloneos, insultos, estudiantes con la cara marcada por los empujones. Y la policía, fiel a su costumbre, llegó tarde y sólo a mirar.

No es nuevo. La Federación de Estudiantes Universitarios es heredera directa de aquella vieja FEG que en los setenta sirvió de brazo porríl al poder. Y detrás de todo está la sombra de un nombre que sigue gobernando desde la tumba: Raúl Padilla López, el cacique máximo, que convirtió a la universidad en feudo personal y en vitrina de su legado autoritario. Su grupo sigue controlando sindicatos, consejos, presupuestos y, por supuesto, a la FEU. Que nadie se sorprenda de que, a más de dos años de su muerte, el padillismo siga produciendo los mismos métodos: golpes, intimidación, silencio oficial. La fábrica de porros sigue abierta, y su línea de producción no se detuvo ni con el funeral del jefe.

Qué ironía más amarga: cuando Allende visitó esta ciudad en 1972, dijo que ser joven y no ser revolucionario era una contradicción biológica. Hoy, en la UdeG, la contradicción es otra: ser joven y no ser reprimido parece imposible. El 11 de septiembre es la fecha en que recordamos a los estudiantes chilenos cantando con Víctor Jara, y también la fecha en que vemos a los estudiantes tapatíos siendo arrastrados de la Rectoría entre insultos y golpes. Querían democracia, recibieron empujones. Querían diálogo, recibieron golpes. Querían asambleas, recibieron porros.

ESTUDIANTES VS ESTUDIANTES La fábrica de porros sigue abierta

No se trata solo de un zafarrancho aislado. Se trata de una universidad que se acostumbró a vivir del doble discurso: presume democracia, pero la congela en comunicados y ceremonias; celebra auditorios con nombres de mártires, pero calla a los vivos que exigen derechos. Una universidad que empuja a sus estudiantes del aula, de los camiones, de los procesos internos, y ahora también de la puerta de Rectoría. La universidad de los empujones.

Y aquí toca nombrar a quien hoy encabeza la institución. Karla Planter, rectora de la UdeG, no puede seguir escondida detrás de comunicados jurídicos ni delegar su responsabilidad en secretarios y voceros. Si de verdad quiere marcar una diferencia con el legado padillista, tiene que dar la cara, condenar la violencia y atender en serio las demandas de los estudiantes. De nada sirve llenar de flores el auditorio Salvador Allende si, al mismo tiempo, se golpea a los allendistas de hoy.

Los jóvenes no piden milagros: piden que su universidad sea suya, no un feudo. Piden voz, no empujones. Y si algo quedó claro anoche, es que ni los golpes ni los porros van a detener esa exigencia. Como escribió Violeta Parra: Que vivan los estudiantes, jardín de las alegrías.

Que vivan los que ayer fueron empujados, porque un día serán ellos quienes empujen la historia.

Ni dios, ni amo, ni rector.