“Es mi dinero y yo lo gasto como quiero”

Sección: Opinión

Publicado el 19/08/2025 —
Por Teresa Figueroa
@tarantelacocorit
¿El presidente López Obrador sintetizó en tres conceptos toda la ética que debe orientar el trabajo político de la Cuarta Transformación: No mentir, no robar y no traicionar al pueblo.
Los dos primeros son muy claros. Todos podemos detectar cuándo alguien disfraza con palabras la verdad de sus intenciones, de su actuar o de su sentir. Es evidente cuándo se aplaza un compromiso con el propósito de no cumplirlo o cuándo se tergiversan el discurso para aparentar ser lo que no se es, es decir, tarde o temprano se descubre la mentira y al mentiroso —ponga usted aquí el primer nombre que venga a su mente—.
De la misma manera el robo es inocultable en la usurpación de un puesto para el que no se tiene la preparación, en el falsear costos de las obras públicas o de las herramientas de trabajo o en la sustracción de recursos públicos para hacerlos privados.
Un robo mal disimulado se presenta cuando un espacio o un servicio público, bajo el pretexto de mejorarlo es concesionado a empresas privadas que poco a poco se van adueñando de él. Los parques públicos y los servicios de recolección de basura en la zona metropolitana de Guadalajara son muestra de este tipo de peculado.
La traición al pueblo no es tan evidente. ¿En qué momento se está traicionando? El mismo término está asentado sobre la incertidumbre. El traicionado suele ser el último en darse cuenta del engaño.
Los automóviles costosos en una sociedad donde el transporte público es ineficiente, caro e incómodo; las vacaciones frecuentes en un país que no ha alcanzado la justicia laboral de las cuarenta horas semanales, los atuendos costosos en una sociedad que se viste de lo que compra en la paca o en la segunda son ejemplos recurrentes de traición al pueblo.
El lujo y el dispendio en ropa, alhajas, viajes o cirugías estéticas de muchos de los políticos que dicen pertenecer a la 4T delatan su falta de compromiso con la ética del movimiento. Ciertamente, el argumento de que lo hacen con un dinero que les corresponde por el trabajo que hacen justifica que no se trata de un delito, lo que no justifica es la falta de sensibilidad para con el pueblo al que dicen representar. No son delincuentes, son traidores.
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