El primer informe de la Doctora

El primer informe de la Doctora

Sección: El Gobierno de la 4T

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Publicado el 05/09/2025 — Por Marco Gutiérrez @marcomx4t
Los informes presidenciales en México han funcionado históricamente como vitrinas de buenas noticias; recuentos triunfalistas en los que todo parece ir marchando de manera inmejorable. En ellos, el gobernante en turno expone una narrativa que busca dibujar en el imaginario colectivo un balance altamente positivo —si no es que perfecto— de su gestión. Sin espacio para la autocrítica, los fracasos o los pendientes, el informe de gobierno ha sido siempre el mayor acto oficialista del régimen para buscar su auto legitimación. Pues bien, el primer informe de Claudia Sheinbaum no fue la excepción. Con la primera presidenta de México se logró romper con la tradición de que sólo un hombre podría sentarse en la silla, pero, como podemos ver, aún quedan varios paradigmas que haríamos bien en transformar. Para un movimiento de transformación, sería un excelente acto de congruencia empezar a utilizar los informes de gobierno como mecanismos de rendición de cuentas, en los que se realice autocrítica y se mencionen los pendientes y los retos que han complicado más, además de, por supuesto, enunciar los logros y resultados del momento. El primer año de la presidenta dejó huella en varios frentes. Se aprobaron 19 reformas constitucionales y 40 nuevas leyes, que van desde el fortalecimiento de la seguridad pública hasta el reconocimiento de los pueblos indígenas y afromexicanos como sujetos de derecho. También se dio un paso importante en igualdad sustantiva, con medidas para eliminar la brecha salarial y garantizar una vida libre de violencias para las mujeres. En materia económica, los resultados contradicen a los organismos internacionales —y a los comunicadores de la derecha— que auguraban retrocesos: el PIB creció 1.2%, el desempleo bajó a 2.7% (uno de los niveles más bajos del mundo) y el salario mínimo se incrementó en 12%, por encima de la inflación. A esto se suma la seguridad social para un millón de trabajadores de plataformas digitales, un sector históricamente precarizado. También destaca el Plan México, con su apuesta por sustituir importaciones y recuperar la política industrial, así como la inversión de 850 mil millones de pesos en programas sociales. En salud y vivienda hubo avances visibles: 31 hospitales en construcción, atención médica domiciliaria para adultos mayores, 1.7 millones de viviendas dignas proyectadas y la cancelación de deudas impagables del Infonavit y Fovissste para más de 1.5 millones de familias. En seguridad, el gobierno reporta reducciones en homicidios dolosos, feminicidios y robo de vehículos, además de haber tipificado la extorsión como delito grave y de oficio. Pero junto con la estrategia contra el crimen, también se busca sembrar futuro: se han impulsado diez proyectos estratégicos de innovación y desarrollo tecnológico, entre ellos el mini vehículo eléctrico Olinia, el proyecto Kutzari para semiconductores, los satélites de observación Ixtli y el dron de última generación Quetzal. Una agenda que combina seguridad inmediata con la apuesta de largo plazo por una economía más soberana y menos dependiente del exterior. El balance del primer año es realmente positivo: hay resultados que contrastan con décadas de estancamiento neoliberal y que apuntalan la legitimidad del nuevo gobierno, así como la ratificación de que la Doctora sí ha dado digna continuidad a la Cuarta Transformación que impulsó Andrés Manuel López Obrador. Pero también es indispensable empezar a reconocer lo que falta. Cuando un movimiento de transformación comienza a negar realidades que requieren de cambios, por definición nunca las cambiará.