Cuba, la conciencia moral de América Latina: símbolo en resistencia

Sección: Geopolítica

Publicado el 07/07/2025 —
Por Raúl Barajas
@BarRaul
"Cuba es una verdadera Revolución como la que he soñado toda la vida. Una revolución en estado adánico que, ante todo, comienza a dar nombre a todas las cosas. ¡Esto es agua! ¡Esto es viento! ¡Esto es montaña! ¡Esto es socialismo!"
— José Revueltas
Cuba, una pequeña isla en el Caribe, fue la última colonia española en alcanzar su independencia del imperio. Inició su proceso emancipador en 1868 con el Grito de Yara y, aunque logró su independencia política en 1898, pronto cayó bajo la hegemonía del naciente imperialismo estadounidense. Desde entonces, el pueblo cubano ha recorrido un largo y difícil camino de lucha por su soberanía.
La Revolución Cubana de 1959, de profundo contenido humanista, fue rápidamente radicalizada por la constante agresión de los Estados Unidos. El hostigamiento externo obligó a la Revolución a definirse no sólo como proyecto nacional, sino como un modelo socialista y antiimperialista emancipatorio en América Latina. Desde entonces, Cuba ha practicado una solidaridad activa con los pueblos de América Latina y el Caribe:
apoyando movimientos de liberación, enviando médicos, maestros, soldados internacionalistas, y ofreciendo educación y formación técnica a miles de jóvenes del continente. Con la Revolución Cubana se inició lo que muchos consideran la segunda etapa de la Revolución Latinoamericana: la independencia económica, que inspiró procesos históricos como la Revolución Sandinista en Nicaragua y, más adelante, la Revolución Bolivariana en Venezuela. Cuba no solo resistió: iluminó el camino para otros.
Esta dignidad molesta. Molesta al imperio que no tolera la desobediencia de un país pequeño, pero digno. Por eso, cada día aprieta más el cerco económico. El bloqueo criminal afecta la vida cotidiana del pueblo cubano: provoca escasez de alimentos, medicamentos, ropa, repuestos, combustible e insumos básicos. No hay papel ni siquiera para imprimir los libros de texto de los estudiantes, y muchos hospitales carecen de lo esencial. Pero no solo se trata de impedir el comercio: el blanco principal es la infraestructura nacional, especialmente el sistema eléctrico.
Porque quien controla la energía, controla la producción. Sin soberanía energética, no hay soberanía económica. Un país que depende del extranjero para generar electricidad, no puede decidir sobre su desarrollo. Por eso, el imperialismo apunta con precisión a destruir el sistema eléctrico cubano: para paralizar la industria, sembrar el descontento y presentar al país como un fracaso. Pero omiten el contexto: Cuba vive una guerra económica desde hace más de 60 años, acompañada de sabotajes, atentados terroristas y campañas de desinformación.
Aunque Cuba quedó prácticamente sola en la década de los años 90s tras la desaparición del campo socialista, nunca abandonó su lucha ni claudicó ante el intento del imperio por aislar la Revolución. A pesar de sus limitados recursos, Cuba siempre ha entregado generosamente lo poco que tiene a otros pueblos que lo necesitan.
Hoy más que nunca, esa solidaridad merece ser correspondida. Como dijo José Martí: “Amor con amor se paga”. Pero hacer es la forma de decir. Es hora de levantar la voz, de denunciar el bloqueo, de romper el cerco, de unirse a los grupos de solidaridad con Cuba en todo el mundo.
Si la Revolución Cubana llegara a ser derrotada, el castigo no sería solo para la isla, sino para todos los revolucionarios que ven en Cuba una patria. Sería un tremendo choque psicológico para los pueblos en lucha, una señal desmoralizadora para quienes resisten la explotación capitalista y al imperialismo en todo el mundo. América Latina retrocedería en su lucha por la independencia económica, y el continente entero pagaría el precio. No hablamos solo de un país: hablamos de un símbolo que no podemos permitir ser destruido. Porque cuando cae un símbolo, retrocede la esperanza.
Aún no hay comentarios en este artículo.
Para comentar debes estar registrado o iniciar sesión.
RegistrarseArtículos relacionados

Mercenarios colombianos: de Corea a Gaza, una maquinaria privatizada de violencia al servicio del imperialismo
En 1951, el “Batallón Colombia” fue enviado como parte del contingente aliado...

Ibrahim Traoré: la revolución silenciosa que desafía al colonialismo en el corazón de África
En medio del silencio cómplice de los grandes medios occidentales, Ibrahim Traoré,...

Nicaragua no se rinde: el legado vivo del sandinismo
El 19 de julio de 1979, Nicaragua vivió uno de los momentos...
Publicidad