Showtime (Segunda parte)

Sección: Opinión

Publicado el 10/09/2025 —
Por Teofilo Guerrero
@teofiloguerreromanzo
La manera más fácil de acceder y entender la realidad es volviéndola relato, un cuento chino con buenos, malos, y princesas que deben ser rescatadas. La sociedad mexicana vivía en un relato permanente, sin matices, ni sombras, algo muy parecido al dibujo de alguien que garabatea y boceta lo básico, pero que es incapaz de darle forma a lo real, pues terminaría evidenciando que no es capaz de leer, entender y mucho menos transformarlo.
Al México del neoliberalismo, del cual no hemos salido totalmente, se le daba la realidad política en bloque. Los medios de comunicación, las instituciones, tenían una sola versión de un mal relato que nos ofrecía un país inexistente que no cuadraba con lo que se vivía en la calle, esos medios, aliados de lo peor de la política, esa que se empeña en seguir en esa versión mediática de sí misma porque en el pasado sólo les alcanzaba para ser héroes o heroínas de cartón de un relato cuyos autores eran: el capital financiero, los grupos de poder, y hasta el gobierno de Estados Unidos en turno, y ahora que son oposición se comportan como si estuviéramos obligados a creerles. Pero no. El repertorio del PRIAN está compuesto de chistes viejos y sin gracia.
En ese relato construido, y que se sostenía con noticieros, programas especiales, tertulias y foros televisivos, inserciones pagadas y entrevistas a modo, el PRIAN era como un superhéroe de Marvel o DC: una figura plagada de sensores, delante de una pantalla verde en la que después se sobreponía la imagen del país en el que decían que vivíamos, próspero, fértil, sin problemas, y en el que si llegaba a existir un conflicto aparecía el superfuncionario a enmendarlo. Pero la realidad siempre fue otra. El México que nos relataban era una utopía electrónica con inversiones privadas, control policiaco, sin corrupción, con profesionales de la política infalibles, y una economía a punto de acceder al primer mundo. Pero no.
La crisis económica, Acteal, Agua blancas, Chiapas, el 28 de mayo, el 1 de diciembre de 2012, el narco, los asesinatos políticos, las marchas y las manifestaciones, los grandes casos de corrupción, y etcétera, etcétera, aparecían como peripecias salvables, simples escollos inconexos que no alcanzaban a romper la continuidad de esa larga y penosa telenovela llamada neoliberalismo.
Andrés Manuel López Obrador apareció en diciembre de 2017 para hacerle frente, una vez más, a ese relato roto del México neoliberal, con una campaña que iba anudando los puntos de lo real, uniendo municipio por municipio de ese México sin escenografías virtuales, e hizo historia. Durante su mandato, sin efectos especiales, con una simple mampara, un atril, y parsimoniosamente, explicó, charló, confrontó y desmontó un relato que ya sabíamos que era falso, para abordar la realidad que tenía que transformar.
Pero la oposición no está lista para debatir, para buscar respuestas a los argumentos contundentes que esta realidad les pone enfrente, buscan golpes mediáticos antes que soluciones políticas, y como los malos cómicos se volvió a poner el disfraz de sus éxitos pasados para incurrir en fracasos estrepitosos, y que no abonan para nada a un México que está cambiando día a día.
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